robertsanchez
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URBANISMO RECIENTE Y NUEVAS IDENTIDADES EN MÉXICO Héctor Quiroz Rothe Universidad Autónoma de México, Mexico. E-mail: uweq arroba yahoo.com Recibido: 20 Mayo 2005 / Revisado: 12 Junio 2005 / Aceptado: 3 Julio 2005 / Publicación Online: 15 Febrero 2006 Resumen: Desde una postura crítica al discurso nacionalista homogeneizador que ha prevalecido en el Estado mexicano, en este trabajo se busca destacar la diversidad cultural que existe al interior de este país con base en un criterio regional (la península de Yucatán) y reconocer las formas de arraigo que se generan entre los habitantes de los espacios urbanos surgidos a lo largo del siglo XX. En este sentido, se exponen los resultados de una investigación realizada en cinco ciudades mexicanas consolidadas en este siglo, con el objeto de identificar los recursos arquitectónicos y urbanos utilizados por la población para expresar consciente o inconscientemente su identidad cultural. Palabras clave: diversidad cultural, Identidad, México, Siglo XX, urbanismo. ______________________ n los últimos años, la cuestión de la identidad ha cobrado nueva vigencia dentro del debate teórico que busca explicar la sociedad urbana contemporánea, como consecuencia del aumento y diversificación de los intercambios culturales que se realizan en el marco de la globalización. De forma paralela, el debilitamiento del Estado centralizado ha favorecido la expresión de las identidades regionales que habían sido minimizadas por los discursos nacionalistas. En el caso de México existe una larga tradición filosófica y literaria en torno al tema de la identidad nacional, la mexicanidad. De hecho, se puede hablar de una obsesión que sorprende a los extranjeros, para quienes los rasgos que definen la identidad mexicana suelen ser bastante claros. Al igual que en otros Estados modernos, las instituciones oficiales difundieron un discurso identitario de carácter nacional elaborado a partir de diversos elementos, retomados de las diferentes culturas regionales existentes al interior del país. De esta manera, la identidad nacional es una abstracción que implica forzosamente una simplificación de la diversidad cultural que existe al interior del país. Un repaso rápido de la evolución del discurso que sustenta la identidad nacional muestra la complejidad y las contradicciones de este proceso: 1. Primero, los protagonistas de la independencia invocaron a las culturas prehispánicas para afirmar la originalidad de la identidad de la nueva nación mexicana. En este discurso se consideraba sobretodo a las civilizaciones prehispánicas extintas, ya que los pueblos indígenas que habían logrado sobrevivir a la opresión colonial se mantuvieron al margen del proyecto elaborado por la clase dirigente. 2. Durante el siglo XIX, se enfrentaron el sentimiento antiespañol del criollo, con la admiración por la cultura ilustrada francesa. Los liberales veían en Estados Unidos un modelo a seguir, mientras que los conservadores no dudaron en imponer un emperador de origen austriaco. Finalmente triunfó Juárez, el presidente indígena quien a su vez pensaba en la inmigración europea como una solución para el retraso en el que vivía el país. 3. El régimen del dictador Porfirio Díaz (1876- 1910) se caracterizó por su franca apertura a la influencia cultural de los países industrializados, considerados una referencia de modernidad y progreso. 4. Los intelectuales de la Revolución (1910) rechazaron la influencia cultural extranjera y recurrieron al mestizaje como factor de cohesión entre los diferentes grupos sociales y étnicos del país. La nación mestiza permitió reconciliar los diferentes sectores de la sociedad mexicana y E Urbanismo Reciente Héctor Quiroz Rothe © Historia Actual Online 2006 54 homogenizar la cultura nacional. Posteriormente, para resolver la cuestión indígena se creó un organismo encargado de integrar los pueblos nativos a la nación mediante programas de aculturación. De forma paralela se recuperó la herencia novohispana. Como ejemplo, se tienen los primeros estudios sobre el arte colonial y su inclusión como parte del patrimonio nacional. 5. Actualmente, el cuestionamiento del discurso nacional homogeneizador favorece el reconocimiento de la diversidad regional, cultural y étnica que existe al interior del país. Desde esta perspectiva, se considera que la aceptación de las identidades locales es un paso hacia una sociedad más democrática y plural. Cada uno de los momentos históricos descritos han dejado su huella en la estructura e imagen de la ciudad mexicana: las iglesias y palacios barrocos, los paseos y jardines inspirados en el urbanismo francés del siglo XIX y los grandes equipamientos funcionalistas producidos por la Escuela Mexicana de Arquitectura a mediados del siglo XX. Sin embargo, en el discurso oficial difundido a través de la enseñanza y las medios de comunicación, se ha privilegiado el modelo urbano heredado de la colonia como el espacio representativo de la identidad nacional. Patrimonio colonial e identidad urbana suelen asociarse con frecuencia tanto en el discurso académico como en la opinión pública. De esta manera la plaza central (rodeada de los edificios sede de la autoridad civil y religiosa), los portales, la traza ortogonal y los callejones de las ciudades mineras, se han convertido en los espacios emblemáticos de la identidad mexicana y en el escenario idóneo para ubicar todo tipo de manifestaciones folklóricas. Una encuesta piloto realizada entre profesionales del urbanismo pudimos confirmar que dentro de este grupo privilegiado por su conocimiento de la ciudad, prevalece una valoración positiva de los espacios urbanos históricos (de origen colonial) frente a los espacios de urbanización más reciente1. Desde esta perspectiva se tiende a soslayar la importancia de los procesos que han propiciado el surgimiento y la transformación de las ciudades mexicanas a lo largo del siglo XX. Por otra parte, al margen del arraigo que goza la ciudad colonial dentro del imaginario nacional, en el ámbito internacional prevalece la consideración que la arquitectura funcionalista que caracteriza la imagen de la ciudad contemporánea es inexpresiva y por ende carente de identidad. La combinación de estas ideas deriva en una percepción negativa de los espacios urbanizados recientemente, es decir en los últimos cincuenta años, criticados de manera generalizada por su falta de identidad. No obstante, una proporción importante de la población mexicana reside en localidades que han surgido o que se han transformado radicalmente durante el siglo XX y que por consiguiente carecen de un patrimonio definido conforme a los criterios históricos y estéticos determinados por las instituciones oficiales. La importancia dada por el discurso nacional a los espacios históricos resulta entonces muy cuestionable al considerar la dimensión de estos espacios dentro de las áreas urbanas actuales. Hoy en día, la mayoría de los mexicanos ya no vive en barrios históricos. Así, dentro del conjunto de población residente en las principales ciudades del país (con más de cien mil habitantes en 1995)2: - 42% corresponde a las zonas metropolitanas de México y Guadalajara, las cuales incluyen amplias zonas urbanizadas en el siglo XX. - 28% habita en ciudades que no cuentan con una zona de monumentos históricos catalogados (oficial). - 16% (es decir 7.6 millones) reside en ciudades que se pueden considerar recientes por su fecha de fundación, pero sobretodo por la ausencia de espacios históricos significativos dentro de su estructura urbana. - Finalmente sólo 14% reside en localidades cuyo centro histórico está catalogado como zona de monumentos3. Las cifras anteriores nos permiten valorar la importancia del urbanismo reciente en nuestro país. En este sentido, cabe señalar que las ciudades de la frontera norte y los polos turísticos surgidos en el siglo XX, presentan las tasas de crecimiento más elevadas entre las ciudades mexicanas. Estas ciudades pueden considerarse pues los mejores ejemplos de la dinámica urbana actual y por ende de la generación de espacios y arquitectura asociados al proceso identitario del México contemporáneo. Héctor Quiroz Rothe Urbanismo Reciente © Historia Actual Online 2006 55 Una conclusión anticipada que se deriva de estos datos se refiere al papel que ha jugado lo urbano en la construcción de la identidad nacional. El discurso nacionalista posrevolucionario se apoyó sobretodo en valores y símbolos rurales. El charro, la hacienda, la arquitectura vernácula constituyen elementos esenciales de la identidad nacional dentro del imaginario popular. En contraste, los espacios que caracterizan la ciudad de la segunda mitad del siglo XX, como son los barrios obreros, los asentamientos irregulares, así como los fraccionamientos residenciales, los conjuntos habitacionales, los centros comerciales etc. son percibidos como expresiones de la informalidad o como elementos ajenos a nuestra cultura. 1. UNA PROPUESTA PARA LA CLASIFICACIÓN DE CIUDADES MEXICANAS RECIENTES Con el objeto de identificar los elementos que caracterizan al urbanismo mexicano contemporáneo, se propone la siguiente tipología de ciudades recientes, surgidas en el siglo XX o bien que sufrieron una profunda transformación en este periodo, por lo que carecen de zonas históricas significativas. 1. Las ciudades de la frontera norte; con algunas excepciones se trata de asentamientos surgidos en la segunda mitad del siglo XIX a partir del establecimiento de la frontera con los Estados Unidos, en la forma de destacamentos militares o aduanas. La transformación de estos caseríos aislados en medio del desierto en verdaderas ciudades está marcada por tres momentos históricos: - La aplicación de la Ley Seca en E.U. (1918-1933), favoreció la proliferación de todo tipo de instalaciones recreativas (legales e ilegales) en localidades como Tijuana y Ensenada. - La creación de grandes distritos de riego a principios del siglo XX y durante la Reforma Agraria, está asociado al origen de ciudades como Mexicali, San Luis Río Colorado o a la consolidación de otras como Matamoros. - Finalmente la implantación masiva de plantas maquiladoras a partir de la década de los setenta convirtió a numerosas localidades fronterizas en centros industriales, cabe destacar el caso de Juárez. Otras ciudades fronterizas importantes son Nuevo Laredo, Nogales, Piedras Negras, Acuña, Agua Prieta y Ojinaga. Además de las ciudades localizadas a los largo de la frontera norte del país, existe también un grupo de las localidades en la frontera sur. Aunque menos numerosas y de menor peso demográfico y económico, las ciudades mexicanas que colindan con Guatemala o Belice comparten las desventajas de su ubicación periférica y de un intercambio internacional de pocas repercusiones para el desarrollo local. En el estado de Chiapas sobresale Tapachula a 20 km de la frontera de Guatemala. En el estado de Quintana Roo destaca la ciudad de Chetumal a 11 km de la frontera con Belice. 2. Las ciudades petroleras; en esta categoría existen numerosos casos con antecedentes históricos que van más allá del siglo XIX, abarcando incluso poblaciones de origen colonial. El descubrimiento de yacimientos de petróleo a principios del siglo XX en la Huasteca de Tamaulipas y Veracruz provocó un cambio en la estructura regional del país, al incorporar áreas que hasta entonces se habían mantenido al margen de la dinámica económica y política del centro. El inicio de la explotación de estos yacimientos se ubica dentro del contexto de la integración de México a la economía mundial como proveedor de materias primas y a la expansión del mercado de combustibles derivados de este mineral. A lo largo del siglo XX se distinguen dos momentos de expansión de este tipo de ciudades, asociado a la consolidación de dos zonas de explotación: al norte, en torno a Tampico-Madero, Ebano y Poza Rica a principios del siglo y al sur, en torno a Villahermosa y Ciudad del Carmen en la década de los setenta. Además de los centros de explotación, existen una serie de localidades dispersas en un territorio más amplio que surgieron o se transformaron profundamente a partir del establecimiento de refinerías o puertos industriales. Es el caso de Reynosa, Salamanca, Tula, Cadereyta, Minatitlán, Cosoleacaque, Coatzacoalcos, Salina Cruz y Tuxpan. El impacto de la industria petrolera en cada uno de estos casos es variable, dependiendo de su peso demográfico y de la dinámica económica previa, por lo que resulta muy difícil establecer una generalización. Urbanismo Reciente Héctor Quiroz Rothe © Historia Actual Online 2006 56 3. Las ciudades turísticas; posiblemente se trata del grupo más heterogéneo en cuanto a su fecha de fundación. Algunas tienen un antecedente prehispánico o colonial como puertos, es el caso Mazatlán, Guaymas, Manzanillo y Cozumel. El desarrollo del turismo de masas comenzó después de la Segunda Guerra Mundial, asociado al desarrollo de los medios de transporte y a la evolución de la legislación laboral que aseguró las vacaciones pagadas para la población asalariada, aunado a la disminución de la horas de trabajo y al aumento del tiempo libre. En este sentido el turismo es un fenómeno social, económico y cultural característico del siglo XX, estrechamente relacionado con la urbanización de algunas regiones costeras. Con base en lo anterior se reconocen dos modalidades de localidades turísticas: - Los polos turísticos que forman parte de ambiciosos planes de desarrollo regional promovidos por el Estado. Tal es el caso de Cancún, Ixtapa-Zihuatanejo, Los Cabos o Bahías de Huatulco. Dentro de esta categoría el puerto de Acapulco constituye el antecedente más importante, al haber recibido el impulso estatal desde los años cuarenta. - Las localidades que se consolidaron como balnearios de forma espontánea en atención a la demanda regional, como en el caso de Puerto Vallarta, Puerto Peñasco, San Felipe B.C., Puerto Escondido o Playa del Carmen. Cabe señalar que la gran mayoría de estas ciudades se localiza sobre la línea costera, aunque existen excepciones muy interesantes como Valle de Bravo, Palenque o Creel. 4. Las colonias agroindustriales. Esta categoría comprende las ciudades cuyo origen se encuentra asociado al desarrollo de la agricultura industrial orientada generalmente a la exportación. Este proceso comprende el establecimiento de colonias con el apoyo del gobierno federal en regiones periféricas (la franja costera o el norte desértico) que con el paso de los años dieron lugar a conglomerados urbanos de importancia en el ámbito nacional, al combinarse las actividades agropecuarias con los servicios y la industria. Durante el porfiriato se crearon los primeros distritos de riego modernos en el norte del país, siendo el origen de ciudades como Torreón y Gómez Palacio en La Laguna o Mexicali en el delta del río Colorado, ambos especializados en el cultivo de algodón. Otro casos contemporáneos son Mante dedicado al cultivo de la caña de azúcar y Matamoros en el delta del río Bravo. Después de la Revolución, la creación de nuevos distritos de riego se realizó dentro del marco institucional de la Reforma Agraria4. Los presidentes Obregón y Calles impulsaron la creación y desarrollo de los distritos de riego ubicados al sur de Sonora (su estado natal) favoreciendo la consolidación de Navojoa, Obregón y Los Mochis (en Sinaloa). Dentro de este mismo contexto histórico cabe mencionar también las concesiones de tierra otorgadas a la comunidad menonita que inmigró desde Canadá para desarrollar en torno a Cuauhtémoc y Nuevo Casas Grandes (Chihuahua) una importante región agrícola y ganadera. Durante las décadas siguientes, los planes para el desarrollo de cuencas hidrológicas favorecieron la creación de asentamientos ejidales que serían el origen de nuevas ciudades. En el noreste, destacan las localidades de Río Bravo y Valle Hermoso en Tamaulipas. En el sureste sobresalen Cosamaloapan y Acayucan, en la cuenca del Papaloapan (Veracruz) que fue colonizada por 50 mil campesinos movilizados entre 1947 y 1961 dentro de la llamada "Marcha al mar". En Tabasco, Cárdenas y Tenosique ubicadas en la cuenca del río Grijalva (La Chontalpa) en donde se crearon durante los años sesenta 400 mil has. cultivables con recursos del BM y el BID. Cabe mencionar también el caso de Escárcega en Campeche. 5. Ciudades y puertos industriales. En esta categoría se incluyen los polos industriales que surgieron como proyectos específicos dentro del marco de ambiciosos planes de desarrollo regional que abarcaban diversas etapas y componentes del proceso de producción industrial. Los ejemplos más conocidos son Ciudad Sahagún y el puerto de Lázaro Cárdenas. En los años setenta vieron la luz varios megaproyectos para la ampliación de la infraestructura portuaria del país, es el caso de Altamira (Tampico), Laguna del Ostión (Coatzacoalcos), Manzanillo, Puerto Madero, Frontera y Salina Cruz casi todos vinculados con la industria petrolera. En el mismo espíritu de estos grandes proyectos se puede incluir el desarrollo de Cuatitlán Izcalli, una ciudad Héctor Quiroz Rothe Urbanismo Reciente © Historia Actual Online 2006 57 satélite industrial en la periferia norte de la Ciudad de México. Dentro de esta categoría se pueden incluir también los parques industriales y las zonas habitacionales anexas, surgidos en la periferia de las principales ciudades del país de manera más o menos espontánea o dentro de planes concretos de impulso a la actividad industrial. De forma paralela al desarrollo de los distritos industriales surgieron grandes zonas habitacionales en donde las familias trabajadoras crearon una ciudad al margen de los programas institucionales de vivienda. Uno de los ejemplos más notables de este tipo de asentamiento es Ciudad Nezahualcoyotl. Otros ejemplos de suburbios industriales son: Ecatepec, Tlalnepantla y Naucalpan, en la zona metropolitana de la ciudad de México y Guadalupe, San Nicolás de las Garza y General Escobedo en la zona metropolitana de Monterrey. La clasificación anterior no pretende ser definitiva ya que dentro de estos cinco categorías existen casos en donde se combinan elementos o características de diferentes tipos. Por ejemplo, Reynosa es una ciudad fronteriza que es sede además de una importante refinería. En el sur, Villahermosa antes de convertirse en un importante centro administrativo de la industria petrolera, fue también el centro de una rica región agrícola y ganadera. En este sentido, la clasificación propuesta debe considerarse como una referencia flexible sujeta a múltiples adecuaciones. 2. LA IDENTIDAD DE CINCO CIUDADES RECIENTES DE LA PENÍNSULA DE YUCATÁN A partir de la clasificación anterior, concentraremos nuestra atención en cinco ciudades ubicadas en la península de Yucatán, las cuales representan algunas de las categorías antes mencionadas. Uno de los objetivos del análisis detallado de estas localidades es lograr identificar continuidades y rupturas dentro de la organización de los espacios urbanos de reciente conformación, con relación a los espacios históricos tradicionales. En nuestro recorrido nos ocuparemos de cinco ciudades cuyo origen se ubica en un periodo que va de finales del siglo XVIII, en el caso de Ciudad del Carmen, hasta nuestros días, al considerar la localidad turística de Playa del Carmen. 2.1. Carmen; ciudad petrolera y enlace entre regiones (126.024 hab.) En tiempos prehispánicos la isla del Carmen fue ocupada por grupos mayas de la etnia chontal, reconocidos comerciantes que fungieron como enlace entre los mayas de Yucatán y los habitantes de la costa del Golfo y del Altiplano. Los antecedentes del asentamiento actual se remontan al siglo XVIII con la fundación de un presidio destinado a combatir la presencia de piratas en la región de la Laguna de Términos. Durante los siglos XIX y XX, la ciudad conoció periodos sucesivos de auge y decadencia ligados a la explotación de diversas especies de la flora y fauna local, como el palo de tinte, el chicle, las maderas preciosas, la copra y la pesca del camarón gigante. A finales de los años setenta se convirtió en el centro de operaciones de las plataformas petroleras de la Sonda de Campeche, iniciándose una transformación radical del tejido social y espacial de esta ciudad, a partir de la llegada de miles de trabajadores petroleros e inmigrantes de diversas regiones del país. Carmen representa la categoría de ciudades petroleras ubicadas a lo largo de la costa del Golfo de México a inicios del siglo XX. La imagen urbana de estas ciudades está determinada por la existencia de instalaciones para la extracción y refinamiento del petróleo, así como por la omnipresencia de la empresa PEMEX5 en el paisaje urbano, a través de su emblema en anuncios y letreros, sobre los autos utilitarios, en las gasolineras, sobre las fachadas de los edificios corporativos e incluso sobre los uniformes de los trabajadores que deambulan en los espacios públicos. Cabe señalar que la mayoría de los empleados vinculados a la industria petrolera son originarios de Veracruz, Tamaulipas y Tabasco, por lo que Carmen ha vuelto a ser un enlace entre regiones. El enfrentamiento entre los pescadores y las autoridades de PEMEX en ciudad del Carmen, es un ejemplo de los conflictos que surgen entre la población autóctona y las diferentes categorías de población inmigrante que hemos detectado en nuestros casos de estudio6. Si bien, generalmente se trata de fricciones puntuales y sin violencia, estos conflictos constituyen una manifestación contundente de las identidades locales, de sus valores y de sus particularidades, pero también de sus contradicciones y ambigüedades. Urbanismo Reciente Héctor Quiroz Rothe © Historia Actual Online 2006 58 Por otra parte la identidad urbana de Carmen ha estado sometida a una redefinición constante debido a la modernización asociada a cada período de auge o decadencia de la economía regional. Actualmente las autoridades locales luchan por preservar el patrimonio construido anterior a la llegada de PEMEX. A finales del siglo XIX, por ejemplo, el auge del comercio internacional del palo de tinte favoreció la aparición de una tipología arquitectónica que actualmente es considerada como uno de los rasgos distintivos de la identidad local. Las fachadas típicamente carmelitas se caracterizan por los muros de piedra y las cubiertas de teja mecánica identificadas localmente como francesas7. 2.2. Progreso; puerto y balneario histórico (44. 354 habitantes) Fue fundado en 1870 como puerto de la ciudad de Mérida, ubicada a 30 Km. El origen de esta ciudad se ubica en el contexto de la integración de Yucatán a la economía mundial, ya que su función portuaria respondía a la expansión del mercado de la fibra de henequén que se producía en las plantaciones del norte de la península. Tras la decadencia de esta actividad, Progreso conservó su vocación de balneario para los habitantes de Mérida. Recientemente las autoridades locales han intentado reactivar la actividad portuaria vinculada a la expansión de la industria maquiladora en la región, así como a los cruceros que navegan por el Mar Caribe. La identidad de Progreso esta definida sobretodo por su carácter de puerto de Yucatán. Sin embargo, el acceso al muelle (privatizado en los años noventa) es restringido y la mayoría de los edificios asociados con el comercio del henequén no son más que recuerdos en la memoria de los más viejos. Por otra parte, la identidad de Progreso como balneario se apoya también en una larga tradición cuyo origen se remonta a las primeras décadas del siglo XX. En este sentido, cabe señalar que entre los edificios más antiguos de la ciudad se encuentran las quintas de descanso construidas por las familias acomodadas de Mérida a principios del siglo XX. En Progreso no existen complejos hoteleros, ni centros comerciales, ni torres de tiempos compartidos, ni campos de golf. Las zonas turísticas están integradas por casas de descanso alineadas a lo largo de varios kilómetros de playa. De hecho cerca del 30% de la zona urbana está ocupada por este tipo de viviendas. Por su tipología, estas zonas constituyen extensiones de la periferia residencial de Mérida aisladas de la dinámica del puerto y de sus habitantes. Esta particularidad distingue a Puerto Progreso de otras ciudades turísticas de la región. Podemos concluir que Progreso pose una doble identidad, el puerto histórico (comercial y pesquero) asociado a la población residente y el balneario ligado a las familias de Mérida que ocupan sus casas de descanso durante la temporada de vacaciones. Cada una de estas identidades se relaciona con lugares y edificios específicos dentro de una dinámica particular. 2.3. Chetumal; ciudad fronteriza y caribeña (121.602 hab.) Esta ciudad fue fundada con el nombre de Payo Obispo en 1898, como un puesto militar destinado a controlar el tráfico de mercancías que se daba a lo largo del río Hondo, el cual mediante un acuerdo internacional había sido definido como frontera entre México y Belice. Hacia 1915 se convirtió en cabecera del territorio federal de Quintana Roo y comenzó a destacar como centro de servicios para los campamentos de trabajadores dedicados a la explotación de la selva. Entre los recursos más importantes destacaban las maderas preciosas, como la caoba y el cedro, pero sobretodo la extracción de la resina del chicozapote, utilizada como materia prima en la fabricación de la goma de mascar. La expansión del mercado de esta golosina durante los años de la Segunda Guerra Mundial favoreció notablemente la consolidación de Chetumal. Posteriormente, el comercio local conoció un notable crecimiento gracias a la creación de una zona franca que permitía la libre importación de productos suntuarios destinados a un mercado regional que se extendía desde Villahermosa hasta Mérida. La firma del TLC puso fin a esta actividad comercial, iniciándose una profunda crisis de la economía local, cuyas secuelas todavía se perciben en la ciudad. Actualmente, Chetumal conserva una posición relevante gracias a la presencia de la administración estatal, aunque opacada por el dinamismo de la ciudad de Cancún en el norte del estado. Chetumal posee una identidad urbana excepcional, mezcla de elementos mayas, Héctor Quiroz Rothe Urbanismo Reciente © Historia Actual Online 2006 59 mestizos, mexicanos y anglocaribeños. Como capital, primero del territorio federal y desde 1974 del estado de Quintana Roo, ha sido además el espacio integrador de una nueva identidad regional que se fundamenta en el pasado maya compartido con los otros estados peninsulares y que destaca las riquezas naturales de la costa del Caribe, como parte de su singularidad. En relación con su carácter de ciudad fronteriza, cabe señalar que al igual de las ciudades ubicadas en el norte del país, la cultura de Chetumal se distingue por la intensidad de los intercambios entre los habitantes de ambos lados de la frontera. Los vínculos históricos con Belice se manifiestan en la arquitectura a través de la tipología de las llamadas “casas de madera”8. La singularidad de esta arquitectura en el contexto mexicano ha sido el punto de partida para una serie de acciones de protección y conservación del patrimonio construido, asociadas con el mejoramiento de la imagen urbana del centro histórico de Chetumal. Las casas de madera, al igual que las cubiertas de teja francesa en Carmen, constituyen manifestaciones formales de la ambigüedad inherente a la definición de la identidad mexicana a partir del mestizaje, es decir, la adopción de tipologías extranjeras que tras un proceso de asimilación y de apropiación se transforman en símbolos de la identidad local. Al mismo tiempo, para afirmar su pertenencia a la nación mexicana, los cronistas locales han definido a Chetumal como la cuna del mestizaje, rasgo esencial del discurso identitario nacional. Así lo anuncia un letrero ubicado en el principal acceso carretero a la ciudad y dos monumentos conmemoran la unión (a principios del siglo XVI) del naufrago español Gonzalo Guerrero y de la princesa del señorío maya de Chactemal, un hecho histórico que se confunde con la leyenda. 2.4. Cancún; un proyecto turístico en busca de identidad (379.191 hab.) Cancún fue el primer polo turístico totalmente planificado por el Estado mexicano con el apoyo financiero de la banca de desarrollo. Desde su fundación en 1974 fue un éxito económico, pero también una ciudad marcada por los contrastes definidos por el lujo de los grandes hoteles y la precariedad de los asentamientos precarios que surgieron en medio de la selva. Desde su origen, la identidad de la ciudad de Cancún ha sido motivo de múltiples controversias. Criticada por su falta de identidad arquitectónica y descrita como una ciudad sin interés frente a la belleza del paisaje caribeño; hoy en día, se comienza a aceptar su “pecado original”. La ciudad de Cancún, surgió como un modesto “pueblo de apoyo” para una zona hotelera destinada a satisfacer las necesidades del turismo norteamericano. Además, el proyecto de Cancún fue elaborado en una época en la que las cuestiones medioambientales y la participación ciudadana eran cuestiones secundarias dentro de la práctica del desarrollo urbano. Para tratar de definir la identidad de esta ciudad es necesario establecer una distinción ente la zona hotelera, cuya imagen constituye una gigantesca escenografía en donde se mezclan elementos inspirados en la arquitectura maya, mexicana tradicional, caribeña e internacional y las zonas habitacionales en donde residen por familias provenientes de todas las regiones del país. En este sentido Cancún puede ser considerado como uno de los ejemplos más completos de la urbanización reciente en México, abarcando zonas planificadas y asentamientos espontáneos. Entre nuestros casos de estudio, Cancún representa la categoría de las ciudades turísticas planificadas conforme a los criterios del urbanismo académico racionalista. Desde esta perspectiva, la zona hotelera y el centro de la ciudad de Cancún constituyen la materialización de una serie de principios teóricos; un tipo de ciudad ideal en donde cada elemento fue el resultado de una reflexión, en contraste con la urbanización informal que caracteriza a la mayoría de las colonias populares. Por otra parte, la corta historia de Cancún no ha impedido a sus habitantes crear y apropiarse de espacios y edificios que hoy son reconocidos como símbolos de su ciudad. Un ejemplo significativo de la necesidad de establecer un vínculo entre la población y el espacio habitado, es la campaña lanzada por la iglesia católica local para promover la construcción de una catedral, como símbolo de la identidad de esta joven ciudad. 2.5. Playa del Carmen; la construcción de la identidad de un asentamiento espontáneo (43.613 hab.) El origen de esta localidad se remonta a los años treinta cuando varias familias de pescadores se Urbanismo Reciente Héctor Quiroz Rothe © Historia Actual Online 2006 60 establecieron en las inmediaciones del muelle que servía a las embarcaciones que conectaban tierra firme con la isla de Cozumel. A mediados de los ochenta, bajo la influencia de Cancún, comenzaron a multiplicarse los pequeños hoteles y restaurantes rústicos, transformándose en un destino turístico alternativo y económico de la costa del Caribe. En 1993 se convirtió en la cabecera de un nuevo municipio, hecho que marca el inicio de una etapa de crecimiento explosivo que comprende el surgimiento de varios asentamientos irregulares y la expansión de las actividades turísticas a lo largo de varios kilómetros de la línea costera. Actualmente, este proceso está lejos de concluir, por lo que la identidad de Playa, como se le conoce popularmente, se encuentra en plena construcción. La mayor parte de la población de esta ciudad está integrada por jóvenes inmigrantes de todos los rincones del país, sin olvidar la presencia de numerosos extranjeros que participan activamente en la economía local. La población adulta nativa no suma más de un centenar de personas, mientras que las primeras generaciones de “playenses” han sido testigos de la permanente transformación del paisaje urbano, haciendo muy difícil la definición y el reconocimiento de lugares de identidad colectiva. Lo más interesante de este caso es el seguimiento que se puede dar al proceso de creación de estos espacios. CONCLUSIÓN Los habitantes de una ciudad establecen de manera cotidiana referentes identitarios a partir del uso y frecuentación de determinados espacios, independientemente de sus cualidades históricas o estéticas. Por ende, las ciudades recientes (sin patrimonio histórico catalogado y de corta memoria) poseen una identidad incipiente, pero no por ello menos valiosa en términos de apropiación del espacio y del arraigo de la población hacia un espacio habitado. Estos nuevos referentes identitarios constituyen la expresión de la sociedad mexicana contemporánea a pesar de su divergencia con el discurso nacional homogeneizador. Con base en lo anterior, es posible hablar de la construcción de una nueva identidad mexicana, netamente urbana; mestiza – si - pero enriquecida con elementos muy diversos. Más allá del discurso oficial y de los estereotipos del urbanismo histórico, el reto es descubrir los componentes de esta nueva identidad, recurriendo al estudio de los orígenes, evolución y transformación de las ciudades recientes y al análisis morfológico con el fin de poder identificar los recursos arquitectónicos y urbanos utilizados por la población para expresar consciente o inconscientemente su cultura. Aceptar que la identidad colectiva se genera dentro de cualquier espacio habitado no quiere decir que el urbanista deje a la deriva la creación de los lugares de identidad, ni que limite su capacidad de intervención en la comunidad. Por el contrario, debe procurar, además de comprender los factores que inciden en su generación, favorecer la calidad de estos espacios. Tomar conciencia de este proceso y evitar establecer juicios a partir de las cualidades innegables de los espacios históricos, es un primer paso para entender lo que somos los mexicanos del siglo XXI. 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INEGI, 2000. 3 De conformidad con la normatividad mexicana en la materia. 4 La Comisión Nacional de Irrigación creada en 1926, fue el antecedente de la Secretaría de Recursos Hidráulicos establecida en 1946. 5 Petróleos mexicanos, empresa paraestatal encargada de la explotación, refinamiento, transporte y comercialización del petróleo mexicano y sus derivados. 6 Se pueden mencionar también las quejas de los habitantes de Cancún en contra de los spring breakers. 7 Este tipo de teja llegó a los puertos de Yucatán inicialmente como lastre de las embarcaciones europeas. 8 Las primeras casas prefabricadas de madera fueron importadas de Belice, aunque están presentes en todo el Caribe. Estas casas se caracterizan por muros construidos con planchas de madera machiembradas roberto sanchez,RCDD Facilius Per. Partes in cognitionem totius adducimur. Seneca -Es mas fácil entender por partes que entenderlo todo-
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