maximocossio
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Sep 10, 2004, 9:23 AM
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TEORÍA CHINA DE LA ARQUITECTURA Por Máximo Cossio Etchecopar Arquitecto El significado del arte de un país, como China, cuya cultura es tan distinta de la del continente occidente, puede ser únicamente si todos los monumentos se estudian cuidadosamente y sin prejuicio, a la luz de la filosofía, en la cual se inspira la misma. La arquitectura esta ligada en forma parecida con la filosofía, a la vida de china, como lo está la música, y cuando se aplican cánones occidentales para su observación y crítica, los resultados no pueden ser sino pocos satisfactorios. Se pueden señalar plausibles aclaraciones para los rasgos característicos de las construcciones chinas, o probar con métodos occidentales la influencia de las condiciones geográficas, históricas, sociales y económicas. Pero todo esto toca solo a la superficie. Tenemos que ahondar mas para ver lo que la arquitectura representa en la china. Eruditos chinos han hecho aportes muy valiosos para el estudio de la construcción 101 años. Antes de 1900 no interesaba la arquitectura a los chinos cultos. Antes de esa época se consideraba al constructor como un artesano de poca categoría y la brecha que mediaba entre él y el erudito era casi insalvable. Pero hoy también los eruditos chinos ya esta demasiados dispuestos a medir con varas occidentales y a juzgar conformes a modelos occidentales, en vez de poner en primer termino aquellas creaciones chinas que pudieran considerarse como evidencia de una superioridad del oriente sobre el occidente. El entramado de la construcción fue descubierto en China en una época que antecede todas las referencias históricas. Además, se puede observar en la arquitectura China una sorprendente habilidad en la agrupación de viviendas. La señora. Liang-Chi-cheng escribe en su prólogo de la edición revisada de “CHING-SHI-YING-TSAO-LIN” del profesor Liang, un libro sobre la construcción, que se había publicado durante la Dinastía Ching (221 – 206, a C.): “Lo importante en el Planeamiento chino es la agrupación de las viviendas individuales con patios y jardines esparcidos sobre una gran extensión. De aquí resulta que hasta el más importante y grandioso palacio cuando se lo observa aisladamente y se lo compara con alguna famosa construcción extranjera, aparezca pequeño y sencillo y despierte poco interés”. Si esto es así y las construcciones siempre se planeaban como parte de una gran unidad, entonces no tendríamos nunca que juzgarlas como construcciones individuales; la calidad del todo tendría que ser decisiva. Es cierto que esto vale para algunas construcciones de Europa, pero las iglesias y los castillos europeos pueden ser considerados también como unidades consistentes de por sí, nunca por el contrario un Templo o un Palacio Chino. LA IMPORTANCIA DEL PAISAJE. Una de las diferencias esenciales entre las concepciones de la vida occidental y China estriba en que según el criterio occidental siempre existe cierta tensión entre el hombre y la naturaleza, mientras que en china, no observamos ninguna separación entre la vida del hombre y la vida de los demás creaciones de Dios. Laurence Binyón observaba esta diferencia en la pintura, y lo mismo podemos decir para la arquitectura. En los cuadros chinos no se busca glorificar la hermosura de la figura humana desnuda, ni tampoco se aspira a la orgullosa y consciente representación del personaje humano, sino que se expresan los pensamientos, que nos señalan mas allá de la vida humana hacia lo eterno. Esto son los temas más importantes que se cultivan y se vuelven a repetir continuamente. En tales circunstancias es difícil admitir que una construcción hecha por el hombre debería ser tan grandiosamente esbozada que domine su alrededor y se oponga a la naturaleza, en vez de confundirse con ella en una unidad. Veamos como la horma de construir china es definida por esta filosofía. El erudito y pintor Li-Li-Wen, de la dinastía Ming, nos ha de decir mucho sobre la casa ideal. Las siguientes líneas que Lin-Yutang ha traducido de la “importancia de la vida” son típicas. “Dentro del portal hay una senda y la senda tiene que serpentear. Donde la senda dobla encontramos una pared divisoria y la pared tiene que ser pequeña. Detrás de la pared existe una terraza y la terraza tiene que ser plana. Sobre los canteros de la terraza hay flores y las flores tienen que ser frescas. Detrás de las flores hay una pared y la pared debe ser baja. Arrimado a la pared hay un abeto y el árbol tiene que ser viejo. Al pie del árbol hay rocas y las rocas deben tener formas extrañas. Sobre las rocas hay un pabellón y el pabellón tiene que ser sencillo. Detrás del pabellón hay cañaverales y los tallos tienen que ser delgados y desparramados. Al final del cañaveral está la casa tiene que estar ubicada apartada”. Así llegamos después de largo andar a la casa misma, y en vez de describirla a manera de un observador occidental Li-Li-Wen lo hace brevemente con la designación de “apartada’’ y después el nos guía mas adelante por los otro lugares del jardín, nos muestra un sendero sinuoso, céspedes, fosas, una colina, huertas de verdura y, por último, algunos huéspedes ebrios que no quieren regresar a casa. Evidentemente la casa no forma como tal el punto principal de los pensamientos de Li-Li-Wen, ella es solamente un detalle en su descripción de conjunto. ¿No habría de ser esta apreciación de una construcción la razón por la cual una arquitectura como floreció en Europa nunca se desarrollara en China? En lugar de un Vitruvio encontramos pensadores como Li-Li-Wen, a los que nada importaba tanto como vivir. Aquella belleza abstracta que es el rasgo distintivo de la arquitectura occidental no se pretende en la China. EL ERUDITO Y EL CONSTRUCTOR. Generalmente se toma como lógico que cada construcción se inspire en dos tendencias, una práctica y la otra estética. En la arquitectura china estas tendencias no son perseguidas por una sola persona, el Arquitecto, sino que el problema se divide entre el constructor y el erudito. El interés del erudito va hacia lo lejano y a lo general, el deja gustosamente la construcción al constructor no instruido. De este no se espera otra cosa que obtener las normales fundaciones de una casa. Esto se corrobora en un pasaje del “Libro de las mutaciones”. Antiguamente vivían los hombres en cuevas. Mas tarde hombres inteligentes sustituyeron las cuevas por las casas, que fueron construidas con vigas y techos. Las vigas debían proporcionar resistencia y los techos tenían que resguardar del tiempo. Mas allá de la función de a casa no se ha efectuado ningún progreso arquitectónico. Los constructores que trabajaban con los materiales desde que disponían desde siglos, quedaban satisfecho al llenar una necesidad simple y primordial, esto es procurar seguridad y resguardo del tiempo. Nunca se les ha exigido cubrir grandes espacios capaces de cubrir grandes agrupaciones humanas con bóvedas o erigir monumentos para glorificar a héroes como lo hacían en otras partes del mundo sus colegas. Si ellos trabajaban para el Noble o bien para el hombre común, si construyen un palacio o una choza, su problema es en el fondo siempre el mismo; subdividir un pedazo de tierra y cubrir con un número cada vez distinto de piezas de tipo normal, cuya amplitud es determinada por la resistencia de las maderas de construcción. Los propietarios chinos no exigen la realización de deseos individuales al constructor. Un arquitecto es, es en consecuencia, superfluo. Bajo este punto de vista es la actitud de los chinos completamente distinta de la de los romanos, para dar solamente un ejemplo. En el mundo romano el arquitecto tenía que desarrollar un gran número de formas de construcción para satisfacer las muchas necesidades de su época. En la china los constructores resolvían los problemas por medio del empleo variado de unidades básicas. Como las necesidades primordiales con las que tenía que desempeñarse el constructor cambiaban muy lentamente, si que esto fuera del caso, no se exigieron tampoco cambios en la forma de construcción ni de los materiales. El resultado estético es una aparente uniformidad que muchos críticos lamentan. Pero cuando observamos detenidamente cualquier construcción china, no se puede menos que advertir que los constructores chinos, a pesar de las limitaciones impuestas a ellos, han desarrollado un estilo simple y orgánico. En nuestra larga historia se encuentra se encuentran solamente dos tratados que se ocupan de los métodos de construcción, una de Li-Chiech, asistente de la cámara de constructores bajo el reinado del Emperador Sung-Tai-Tsung (976 998) y la otra de un desconocido de la dinastía Ming. Del libro de Li llegamos a la conclusión que la profesión de la construcción ya en el año 1100 tenía que haber estado perfectamente organizada y que muchos técnicos de gran capacidad artística fueran instruidos para la solución de especiales problemas. Los siguientes trabajadores son preparados especialmente: el carpintero, el mueblero, el escultor, el aserrador, el carpintero de bambú, el albañil, el alfarero, el pintor, el ceramista, el fabricante de vasijas. Existían ocho tamaños de maderas para construcciones llamadas ‘’KA’’, todas con una raya que las dividía en la proporción de dos a tres. Las distintas dimensiones de las maderas servían todas las determinadas necesidades. Los maderos grandes estaban reservados para las construcciones más grandes y las mas importantes. Apenas era establecido el tamaño de la madera de construcción, los carpinteros podían determinar las dimensiones del edificio. La resistencia de la madera determinaba el largo de las vigas y el largo de las vigas determinaba la extensión de los ambientes. Así tenemos fijado en todo el edificio, hasta en sus partes más pequeñas y en su interior, un modo básico de gran composición. El modelo básico es entre cuatro pilares llamados ‘’KIEN’’. De las cuatro esquinas. Cuando un propietario estipulaba ‘’tras KIEN’’ y cinco ‘KA’’, esto quería significar que se trataba de tres unidades básicas con cinco vigas de madera. Una vez que estos se había encargado, los detalles de embellecimiento correspondían al constructor, el que si especiales encargos trabajaba según el gusto de la época. En esta forma el programa de la construcción de una casa se reducía una cosa muy sencilla, por cuanto sólo era necesario dar al constructor una orden con especie de código numerado. LA DIMENSIÓN DE LA CASA ¿Qué lo que induce al propietario a encargar una casa de tres, cinco u ocho unidades? Para el Oeste, principalmente en el occidente moderno, de pudiera suponer que ello dependa de su fortuna. Pero este no es el caso en la China. Durante todo el tiempo que duraron las dinastías las construcciones eran una expresión del rango social. ‘’Tou Shih tsu Chang’’, una enciclopedia compuesta alrededor del año 1730, trata en una serie de capítulos de los sistemas que reglaron las relaciones entre las construcciones y la posición y dignidad social del propietario. Durante la dinastía Tang, por ejemplo, nadie podía poseer, siendo del rango inferior al del príncipe, una casa mas de cinco KIENS. Al hombre de condición ordinaria le eran permitidas tan solo tres KIENS. También en el Planeamiento de ciudades se evidencian estas severas restricciones en las escalas de rangos sociales. Cuando efectivamente empezaba a edificar, un hombre de noble alcurnia encargaba siempre erigir primeramente un templo para sus antepasados, después el granero y por último la vivienda. ‘’Un rey santo –decía – tiene que construir según las reglas admitidas y no querer hacer fastuosidad”. Sencillez era la regla de oro. Construcciones fastuosas no eran nunca oficialmente favorecidas. La consecuencia de esta intención aparece bien en el desarrollo lento de la Arquitectura China, en comparación con la de la Arquitectura de occidente; pero ella es seguramente un triunfo de la filosofía sobre circunstancias exteriores del individuo. Dentro de estos estrechos límites de construcciones y convencionalismos, China encontró, a pesar de todo, un vasto campo para un juego de fuerzas estéticas libres y llenas de fantasías. Donde la construcción no desempeñaba ningún papel importante y los convencionalismos no se imponían en el interior de los muros de las casas ni en los jardines cercados, alcanzo la arquitectura una nueva significación – en el caso del que occidente este dispuesto a incluir en el concepto de la arquitectura la decoración de los ambientes y de los jardines. Preciosas creaciones adornan a este respecto las ciudades y la campiña china. Decimos preciosas para indicar creaciones del más alto nivel artístico. Sin embargo tenemos que recalcar que hasta hace relativamente muy poco tiempo la estética no desempeñaba ningún rol en la realización del equipo interior y exterior. El Planeamiento y realización de pormenores fue determinados por motivos muy distintos: uno religioso y otro mundial, uno místico y el otro humano. Un ejemplo típico era la relación entre la literatura y la ciencia con la arquitectura es la descripción de Li-Li- Wen respecto a la concepción de su casa ideal. Cuando describe flores, árboles, rocas, pabellones, grupos de bambúes, una casa y huéspedes ebrios, el no es guiado por su gusto personal, sino por su conocimiento de literatura y arte. Una casa es el lejano límite de un bosque de bambúes, aparecía a el probablemente deseables a causa a causa de su asociación con los ocho sabios del Tiempo Sung y de su refugio bajo los troncos de los bambúes. Nada podía desear mas un hombre culto, que una casa que se asemejara a ésta de los sabios. Así también las rocas, los abetos y el pabellón despertaban recuerdos de los filósofos de tiempos pasados, que habían buscado la soledad en una época de guerras. Estos son tan solo dos ejemplos de la gran cantidad de cuadros familiares, que vivían en la mente de un pensador, que a leído y experimentado mucho. Los que querían edificar una casa o formar un jardín pedían su consejo sin preguntar con un arquitecto ni con un jardinero. En la casa ideal, la literatura, la pintura y la vida deben ser una sola cosa. Este pensamiento prevalece todavía hoy, prevalecía desde tiempos remotos. Es evidente cuan insignificante es hasta cierto punto la casa misma en un sistema tal. Nada substancial habla en contra que el plan fuese esquemático y la decoración sencilla. ‘’Confucio vivía en una tranquila casa: cuando una casa es decorosa ella es suficiente’’. LA INFLUENCIA DEL OCCIDENTE La arquitectura china es esencialmente obra de dos personas, del erudito y de constructor. Lo que en trabajo creador se realiza, procede del primero. El es el quien llena las condiciones sociales, religiosas y literarias necesarias para la construcción. El constructor satisface las necesidades que el erudito ha analizado y formulado. Las realiza en una manera sencilla y adecuada, pero su trabajo pierde un significado superior si se lo juzga en su valor real, tal como nosotros consideramos las construcciones del Occidente. Estudiar la obra del constructor sin valorar el aporte del erudito sería solo valorar la envoltura. En la china contemporánea el problema de quedar al paso con la época es tan imperioso como en cualquier otro país. En cuanto a la arquitectura eso significa encontrar una mediación entre una tradición (espiritual mas bien que formal) y las ideas de la arquitectura occidental que, alrededor de 100 años, ha sido importada. Es claro, que un país como china perdiera más que posiblemente ganara, si aceptase pensamientos y métodos en su conjunto, indiferentemente si estos conceptos se exhibieren como extranjeros o como del Renacimiento chino. No, miles de años pasados no pueden haberse vivido en vano. ¿Pero como puede ser encontrada una síntesis? Una cosa es segura, la tradición de la construcción, como ha sido descripta aquí, tiene un valor muy significativo para nuestra época. Si podemos conservar el sentimiento por los materiales y la construcción lógica, entonces la continuidad de nuestra arquitectura está asegurada. Podremos lamentar que la indiferencia algo arrogante e indiferente de los eruditos chinos para con el constructor. Pero quizás por el momento sea favorable que no se entremezclen en la propia construcción. Podemos lamentar también de los tiempos pasados no creyeran en el progreso, en oposición a los arquitectos de occidente. Pero esto tiene también su parte buena. El progreso no significa necesariamente mayor felicidad. Puede ser que los constructores chinos hayan sido más contentos que sus hermanos de Europa, por cuanto ellos practicaban un arte tranquilo y feliz. Estas virtudes merecen ser conservadas. En ellas se ve claramente la influencia del erudito en la arquitectura. Se debe al erudito que en china el paisaje se incluya en la construcción y así también la vida buena cerca de los campos, cerca de las colinas y del agua donde modestamente nos ponemos en contacto con el vasto universo y podemos compartir nuestros goces con los grandes pensadores y poetas del pasado. Una filosofía que nos enseña a no superar la pequeña casa por el lujo, y no querer compartir con el vecino rico del otro lado, es seguramente tan buena escuela como otra, y además esta opinión es realmente china.
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