Arquitectura sustentable: conviviendo con la naturaleza
Escrito por Edder Buentello Garza y Adrián Lozano Garza J
Algo que casi todos sabemos es que los transportes que utilizan combustibles fósiles son los causantes del mayor gasto de energía en el mundo. Pero hay muchas otras áreas del desarrollo y actividades humanas que también significan gastos de energía excesivos y emisión de contaminación. Uno de ellos es definitivamente la arquitectura que puede llevarnos a un buen porcentaje de uso innecesario de energía. Alrededor del 45% de la energía utilizada en el mundo se consume en las edificaciones activas, siendo la climatización y la iluminación las acciones que gastan más electricidad.
Existen formas de prevenir este gasto de energía que, aunque no lo creamos, es innecesario la mayor parte del tiempo. En un salón de clases, por ejemplo, no es necesario tener aire acondicionado prendido en la mañana (de tenerlo) ya que los rayos solares no son tan cálidos; utilizar la luz del foco para iluminar el salón durante el día cuando el sol puede iluminar perfectamente el aula también es un gasto de energía y, si le faltan ventanas o el sol no se ve desde dentro (no ilumina directamente), estamos hablando de errores de planeación arquitectónica. Es la “arquitectura verde” la que trabaja con estos aspectos y trata de obtener lo mejor de la naturaleza para el servicio de nosotros. Esta arquitectura verde es mejor conocida como arquitectura sustentable, porque trata de utilizar las fuerzas de la naturaleza para darle un funcionamiento a la edificación, para evitar que una construcción habitable requiera de insumos que, si se planea adecuadamente, los puede proveer el entorno. En otras palabras, es hacer de una construcción una “máquina” que trabaje con la naturaleza y que las actividades que el hombre desarrolle ahí resulten amigables con el medio ambiente.
Existen adecuaciones arquitectónicas muy básicas que pueden cambiar mucho el interior de una construcción. La prioridad de este estudio arquitectónico sustentable es el bienestar de la gente a expensas de la naturaleza, dejar de utilizar equipos acondicionadores de aire o luces cuando las corrientes de viento naturales pueden desplazar el calor, las paredes o techos pueden ser de materiales aislantes que no lo acumulen y, en cuanto a la iluminación, podríamos permitir que la luz del sol logre iluminar adecuadamente hasta el último rincón necesario.
Una de las adecuaciones más sencillas para hacer una edificación sustentable es su orientación. Si ubicamos las casas de forma en la que se aproveche mejor el sol y el viento, se pueden crear diferentes situaciones de bienestar climático en el interior. Con estas mismas condiciones y con la ayuda de la inclinación aparente del sol en invierno se puede crear mediante volados en las ventanas, una situación en verano (tapar la entrada directa de rayos de sol) y otra en invierno (permitiendo que la luz entre directamente).
Para hacer espacios sustentables podemos utilizar la ayuda de la ciencia para aprovechar la luz y el viento para crear energía, ¡energía gratis! Las celdas fotovoltaicas son captadoras de energía solar que por medio de generadores transforman la radiación del sol en energía eléctrica que puede utilizar una casa. Otro tipo de captador de energía son las turbinas eólicas que producen electricidad a partir de la fuerza del viento, valiéndose de ventiladores que convierten el movimiento provocado por el empuje del viento en energía eléctrica.
Si tu casa ya fue construida sin considerar estos factores, hay algunas recomendaciones para evitar en ella los gastos innecesarios de recursos:
· Sobre la forma en la que el viento entra a nuestros hogares, debemos de contemplar que teniendo sólo una ventana abierta, el viento no entrará, pues no lograrás que haya corriente, ya que el viento necesita de una entrada y una salida para poder desplazarse por el interior y expulsar el aire caliente del interior.
· Otra opción para regular la temperatura es utilizar colores claros no muy brillantes en las paredes y techos, con esto nos referimos a tonalidades que no acumulen mucho el calor (como lo hacen los colores oscuros). Buenas opciones son tonos claros de café, de verde (los colores más vistos en las plantas) y en general tonos pastel. [Si quieres comprender un poco más sobre los colores de las superficies y la temperatura puedes ver el Experimento 1 de la serie “Calentamiento Global” de Vive la Ciencia].
· Para el caso de la iluminación, durante el día la luz del Sol puede llegar a las distintas habitaciones de la casa, aún más de lo que haría un foco ordinario; aprovechando las propiedades de refracción de los colores, podemos dirigir la luz solar a cualquier zona de la casa. Utilizando el blanco o tonos muy claros en partes donde la luz ambiental no puede incidir directamente. En donde sí llega directo busquemos que no sean tonos muy brillantes ni demasiado claros (por ejemplo el blanco) porque podría se incómodo de ser mucha la luz reflejada y también podría provocar un aumento en la sensación térmica si es una superficie muy grande reflejando la luz solar.
· Si contamos con aparatos acondicionadores de aire en casa y el calor es muy intenso, debemos de recordar que en temporadas cálidas utilizamos ropa ligera y fresca, por lo que se recomienda que la temperatura interior este regulada en 24°C y no entre 15º~17º, ya que tenemos más resistencia al calor gracias a nuestra ropa. En el caso del invierno, que usamos ropa gruesa y térmica podemos poner la temperatura a 19° o 20°C, ya que la misma ropa nos protege y así no tienes que utilizar tanta electricidad para alcanzar temperaturas más cálidas o más frías con los aparatos.