robertsanchez
Usuario Regular
Jun 18, 2009, 1:35 PM
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Una mejor calidad de vida Cuando se está en crisis es el mejor momento, paradójicamente, de iniciar el ascenso; en este sentido, hay que reconocer que buena parte del planeta está en una crisis medioambiental; sin embargo, aún es tiempo de sensibilizarnos y frenar el deterioro para así aspirar a un futuro inmerso en la sustentabilidad Yolanda Bravo S.El aporte en pro de una arquitectura equilibrada con el medio ambiente y optimizadora de energías está, en buena parte, en manos de los arquitectos, constructores y urbanistas; no obstante, en el caso del arquitecto, éste, en general, aún está casado con viejas ideas al no existir una cultura de la sustentabilidad; sólo a través de la difusión del tema en foros, fortificándolo en planes de estudio y construyendo de otra manera, las generaciones venideras podrán proponer obras plenas de nobleza ecológica, combinadas quizás, con tecnología de avanzada o, por el contrario, implementando soluciones ancestrales. Un fin común Son diversos los caminos para tratar de abordar y nombrar a esa arquitectura amable con el entorno y con el hombre; para algunos es sustentable, para otros sostenible, bioclimática o ecológica, unos más plantean la bioconstrucción y otros la arquitectura verde. Cada una de esas propuestas tiene sus propias características que las distinguen de las demás; sin embargo, en todas existe un fin integrador: brindar una mejor calidad de vida al hombre sin continuar depredando su hábitat. Pero, ¿qué se entiende por calidad de vida en la arquitectura. Al respecto, el arquitecto Raúl Huitrón -director de Biomah- dice: “La calidad de vida representa aspectos fisiológicos y psicológicos. Hay que satisfacer rangos de confort los cuales no se limitan sólo a cuestiones térmicas; también debe existir confort lumínico, acústico, olfativo, visual o psicológico, que se desarrollan dependiendo del lugar y del tipo de edificio. Lo sustentable es estar en armonía con el paisaje natural y artificial, bajo un contexto histórico, filosófico y económico; con una arquitectura responsable que no consuma más energía de la que necesita o donde no se generen conflictos con los desechos que produce”. Cabe acotar que desde tiempos remotos el hombre ha hecho obras amigables con el entorno; ahí está la arquitectura vernácula, como el iglú, en el cual contexto y edificación están plenamente identificados; pero, desgraciadamente, también por mucho tiempo, el hombre ha vivido despreocupado por cuidar el medio ambiente y ahorrar recursos; esa idea -inmersa en el mismo progreso del hombre- de que los recursos del planeta nunca se acabarían ni degradarían es la que nos ha conducido al estado en que ahora nos encontramos. Hacer Arquitectura -sin adjetivos y con mayúscula- conlleva la sustentabilidad; al respecto, Huitrón señala: “en el tipo de arquitectura que desarrollo, no me detengo a pensar si lo que estoy haciendo es sostenible o bioclimático; para mí es Arquitectura, y es lo que hago… ¿Por qué? Pues porque tenemos que ahorrar ¿Qué? Todo”. Todo proyecto de arquitectura inmerso en lo sustentable debe saber preservar el medio ambiente usando y optimizando los recursos naturales y energéticos; debe ser factiblemente económica y socialmente responsable; es decir, debe atender las demandas de la gente contemplando, por ejemplo, cuestiones de seguridad o ciclo de los productos; en pocas palabras, lo sustentable va más allá de la arquitectura, la ingeniería, la construcción o la economía, es algo integral. “la sustentabilidad es un concepto de aplicación universal que atañe particularmente al sector edificación pues la construcción y operación de edificios es responsable del 40% del consumo mundial de energía eléctrica, generando el 30% de los gases efecto invernadero y produciendo un alto porcentaje de desechos sólidos. Ahora bien, la edificación sustentable es, por definición, una buena edificación. Los parámetros y actuaciones en torno a la sustentabilidad son diversos. Por ende, en la industria de la construcción, la sustentabilidad debe entenderse como un amplio y largo trayecto, más que como un destino específico”. Para el especialista en rascacielos verdes Ken Yeang -quien recientemente estuvo en México- es en “las primeras fases de la producción de un edificio, en especial en la de proyecto, cuando se tienen las mejores oportunidades de abordar y anticipar los problemas del deterioro medioambiental que pueden ir surgiendo a lo largo de su ciclo de vida”. Para este arquitecto, “proyectar con responsabilidad ecológica exige una visión fundamentalmente diferente al lugar que ocupamos en el mundo natural; requiere apartarse de los planteamientos de la ciencia actual y del contexto social, político y dominante que sitúa la actividad humana en una posición de dominio sobre la naturaleza y esencialmente autónoma frente a ella”. Esta arquitectura comprometida con el entorno y el hombre se está desarrollando de manera especial en Asia -en Singapur, por ejemplo-, Estados Unidos y Europa; sin embargo, en México, señala Huitrón, “resulta difícil hacerla pues el costo inicial para el cliente suele ser en ocasiones mayor además de que no se tiene la costumbre de pensar a largo plazo”. Afortunadamente, la banca mexicana está abriendo créditos que permiten desarrollos a largo plazo donde la inversión inicial se va postergando; sin duda se está batallando pero también se están logrando avances. El compromiso Son escasos los despachos de arquitectura en México inmersos en el tema de la sustentabilidad. Por ejemplo, para José Picciotto -director de Picciotto Arquitectos-, su propuesta arquitectónica “ofrece la búsqueda de un confort basado en el acercamiento racional a través de sistemas pasivos, logrando así un bajo consumo de energías; donde hay que entender la condición climática del lugar en el cual se edificará; buscar maximizar las energías naturales, reducir la complejidad de los servicios, contar con equipos de larga duración, utilizar sistemas simples para el control del ambiente o combinar modelos pasivos con activos”. Por su parte, para el arquitecto Juan Bernardo Dolores, de GVA -con sede en Guadalajara-, “el impacto ambiental causado por un nuevo asentamiento humano puede ser mitigado con una serie de medidas a incluirse en las fases urbana y de arquitectura. Estas medidas están relacionadas con el confort, el ahorro de energía y la mitigación de diversos impactos”. En torno al tema, el arquitecto Gustavo López Padilla, de Sánchez Arquitectos y Asociados, comentó: “nosotros creemos que la sustentabilidad nace en la conceptualización misma del proyecto; no es sólo colocar, por ejemplo, paneles solares, aunque esto también forma parte. Primero hay que hacer un análisis del lugar donde se pondrá el proyecto, aunque esto vaya en contra de lo que llegó a plantear el Movimiento Moderno en esa visión arrogante de que se podía poner cualquier cosa como se quisiera. Ahora hay más conciencia. Así, si tenemos un terreno para desarrollar un proyecto, vamos a ver las orientaciones, el movimiento de los vientos o la precipitación pluvial. La primera condición de sustentabilidad es tener muy claras las condiciones del lugar, para que la obra responda a esas circunstancias. Asimismo, hay que lograr una calidad habitable, sin que esto implique un costo mayor, un consumo de energía o contaminaciones. Por ejemplo, en las escuelas que hemos hecho, -como la Bancaria y Comercial ubicada en Tlalnepantla- tenemos claro que los salones deben tener mucha luz, pero cuidando que no ingrese calor; si las condiciones del lugar no ayudan en este aspecto, podemos disponer de una serie de elementos arquitectónicos que nos permitan tener luz sin ganar calor”. Así, por ejemplo, ha puesto en sus obras más recientes pantallas reflejantes en doble fachada que dan gran personalidad al edificio; tienen un costo inicial, pero no de mantenimiento ni de consumo de energía, pues la pantalla sirve como barrera contra el calor al tiempo que se aprovecha la luz natural. Además, López Padilla señala que “existen lámparas de última generación que tienen más duración, consumen poca energía, iluminan muy bien y, si se les pone un sensor, mejor”. Sánchez Arquitectos y Asociados también maneja el concepto de los patios, no sólo como lugar de convivencia o de distribución, sino también para generar ventilación cruzada; además, en sus obras buscan tener jardines para sembrar árboles y donde se pueda permear el agua.” Por su parte, GVA tiene como conceptos básicos la sustentabilidad económica, social, cultural, física, tecnológica y ecológica. En sus obras está presente el ahorro de energía, la iluminación natural y la artificial balanceada, la climatización natural y la artificial; el ahorro de agua y el cuidado de la misma a través de la inflitración y recarga de mantos freáticos, de plantas de tratamiento o de la reutilización del líquido. Asimismo, trabajan con energías renovables como la eólica, solar y geotérmica; en el caso de la eólica, ésta ha sido dispuesta en desarrollos de GVA como lo es el complejo turístico y residencial Médanos Partidos, en Baja California Sur. Cabe decir que, en la actualidad, la firma está involucrada en un interesante proyecto urbano denominado Green City, a desarrollarse en Panamá. En México hay gran futuro para la arquitectura sustentable; sin embargo, el factor económico debe ser analizado cuidadosamente. Al respecto, Raúl Huitrón señala: “La gente empezará a aplicar ciertas tecnologías y sistemas cuando le beneficien en algo, no sólo porque sea algo recomendable o de moda. Sin duda alguna, esta arquitectura también es negocio, en principio, porque al ahorrar energías, ahorras dinero”. roberto sanchez,RCDD Facilius Per. Partes in cognitionem totius adducimur. Seneca -Es mas fácil entender por partes que entenderlo todo-
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